NOT YET

Para mí es el fotolibro del año. Y no conozco otro fotolibro con esta gravedad, no porque sea el año covídico, no trata del año covídico y sus miedos, sus muertos – la epidemia no está en él pero el libro tiene razón en que este año se alargó para siempre, hablando de otras cosas, anteriores, más presentes y más amplias.

¿Un libro apocalíptico? ¿O postapocalíptico? ¿O todavía no apocalíptico? Pero definitivamente no terminal, tenemos aún más tiempo, algún tiempo. «Todavía no» es el título, que es una advertencia de un final o, más aún, después de todo, tal vez, de la posibilidad de un cambio.

Avanzamos entre ruinas, a través de un recorrido de ruinas naturales o construidas (destruidas), que no son las fantasías de un pérfido cinematógrafo ni los fantasmas de un delirio ficcionalizado. Son encuentros, hallazgos buscados, de un fotógrafo que viaja, que vaga o deambula, dice. Hay marcas de incendios, hay patrimonio en ruinas (figuras, tumbas, huesos), hay restos de un parque de atracciones abandonado (se nos dice), hay canteras con y sin el desastre, hay trozos de muros y suelos invadidos por una vegetación desordenada, invasora (devoradora de marcas humanas, regeneradora…). Es inevitable que asociemos la seriedad del recorrido por las páginas con el peso opresivo de este año amenazante, pero las fotografías de Pedro Lobo no ilustran la epidemia, sus series ya le pertenecían, algunas de sus líneas de trabajo son, entre otras, más conceptuales ( con escritura), más abiertas a la sorpresa y al humor (lo insólito), más gráficas o construidas (mallas, estructuras), más documentales (como las favelas de Río, arquitecturas efímeras, con las que le conocí hace años en una exposición inesperada: « FAVELAS: ARQUITECTURA DE LA SUPERVIVENCIA»); como las cárceles de Brasil y Colombia: «IMPRISONED SPACES», Blue Sky Books, Portland, EE.UU., viviendas efímeras – siempre prestando atención al patrimonio habitado, aunque sea inestable e infravalorado).

El libro «parece» una película, en la que seguimos las marcas desgastadas del tiempo, el itinerario de ruinas, restos y vestigios, con un montaje secuenciado y rítmico (también rimado), en lugar de libros con imágenes sueltas e indefensas que no tienen sentido (no avanzan ni retroceden) o cuyo significado es privado, cerrado. Hay una banda negra intercalada, vertical u horizontal, ancha o doble, que recuerda el cuarto oscuro y sostiene la continuidad tan diversa de las imágenes. Incluso en las ruinas, las cosas son luz, son color, destacando sobre el fondo negro invasor. No hay subtítulos, lugares ni fechas. Son imágenes de hoy, de ayer y de mañana. El nuevo libro de Pedro Lobo es el libro del año, 2020 y 2021…

Alexandre Pomar, 3 de enero de 2021