El primer encuentro de Gerry Johansson con el paisaje español tuvo lugar a finales de los años ochenta. Después de pasar varios días fotografiando en una bodega al norte de Madrid, disponía de una semana para explorar el campo por su cuenta. Quedó completamente sorprendido por la belleza del paisaje, la arquitectura tradicional y la presencia de expresiones religiosas. En el paisaje español, es común encontrar rastros culturales que se remontan a mil años atrás.