Odds and Ends considera el final como principio rector de todo lo que nos rodea, y delinea el retrato de una Tierra abandonada y aún humeante. Marie Quéau se ha propuesto explorar tierras y terrenos que puedan ser vectores de sus ansiedades sobre el futuro. A menudo emprende este trabajo como una necrológica de nuestro planeta, recordando sus accidentes y su lento colapso. Esta investigación avanza como una especie de rayuela, en la que un lugar lleva inmediatamente al siguiente. A lo largo de cinco años, el viento, la tierra y el fuego la han guiado en la reconstrucción de esta fábula fatal. El tiempo se ha congelado intencionadamente para amortiguar la vida. Esta serie es, a sus ojos, un poema sin hombres.