En los años 60 el arte es extemporáneo; Tanto artistas como críticos perdieron su rumbo temporal en respuesta a lo que E. M. Cioran llamó «no estar centrados en el tiempo». Esta ansiedad e inquietud por el tiempo, que Pamela Lee llama «cronofobia», recorrió movimientos, medios y géneros, y se representó en obras que van desde esculturas cinéticas hasta películas de Andy Warhol. La cronofobia es el primer intento crítico para definir esta obsesión y analizarla en relación con el arte y la tecnología.