Tratado de fotografía desobediente nace con la intención de proponer otras formas de hacer fotografías sin ninguna voluntad de convencer a nadie. Es una respuesta a observaciones que he ido escuchando durante muchos años “demasiado estético”, “te falta contenido”, “¿qué quieres contar?”, “el efecto no tiene que ser el protagonista, tiene que ser un elemento más”, “veo una rigidez formal en tu planteamiento fotográfico” o “a la abstracción ya llegarás cuando seas mayor”, apreciaciones que de alguna manera ponían en duda el proceso experimental como un valor en si mismo.
Primera edición de 500 ejemplares diferentes