From static oblivion

Una reflexión sobre el estado de la imagen como equilibrio de fuerzas en tensión y acto paradójico de cancelación del cuerpo a través de su propia representación.
En la obra de Ion Grigorescu, como en el libro, el cuerpo se muestra continuamente de diferentes maneras, desde la fotografía al cine, desde la performance al dibujo, y sin embargo permanece ausente, oscureciendo su propia identidad en un intento de cuestionar la identidad colectiva. Como es imposible mostrar su arte durante el régimen, termina escondiéndose, desapareciendo dentro de la imagen. En lugar de mostrarse, la imagen oculta, porque no es documental ni transmisible; es un acto de nacimiento, una prueba de la resistencia del artista, especialmente como ser humano dentro (o contra) cualquier trasfondo geográfico o histórico. En los rituales de sus gestos y en el simbolismo de sus actuaciones, Grigorescu encuentra la manera de mantenerse vivo, preservando su propio estatus intelectual y defendiendo la dignidad de la vida cotidiana.
El libro traza la progresión, tanto expansiva como inclusiva, de su obra, que se inscribe en el espacio del cuerpo y del mundo. Grigorescu absorbe elementos de la realidad circundante, mostrándonos una continuidad entre el arte y la vida: su acto de disidencia no es un grito de provocación, ni es extremo; se trata de una operación antiestética que utiliza la experimentación y las técnicas toscas para descubrir la ficción del arte, denunciar el artificio de la representación y afirmar las imágenes como instrumento de poder subversivo.
Ion Grigorescu (Bucarest, 1945) es uno de los artistas rumanos contemporáneos más significativos de la posguerra y una figura icónica del arte conceptual y performativo desde principios de los años 70.